El mezquite (Prosopis laevigata) es un árbol frondoso y de crecimiento sinuoso que prospera en suelo árido; resiste muy bien temporadas secas, es una especie que habita en casi todo México, pero especialmente, en territorios del norte.

Mezquite es un vocablo de origen náhuatl (mizquitl). Los aborígenes de la región utilizaban sus raíces para la fabricación de arcos y sus frutos (vainas) como un componente alimenticio básico. Lo ingerían en el verano o lo procesaban molido y seco para la temporada de otoño e invierno; también, en una suerte de bebida. El mezquite era una planta tan abundante y esencial para los nativos del Noreste, que uno de los mejores libros sobre las tribus locales se llama “La Gente del Mezquite” y un dicho popular afirma lo siguiente: “Somos como la gente del mezquite, entre más fuerte es la sequía ¡más reverdecemos!” 

Actualmente, sus vainas se usan como forraje para el ganado pero, algunas comunidades de San Luis Potosí, Zacatecas y el sur de Nuevo León, siguen procesando sus frutos para productos como dulces, quesos, harina y tortillas. A sus ramas y vainas también se les conciben virtudes terapéuticas. Su madera es apreciada como combustible (elaboración de leña y carbón), así como para la fabricación de diversos objetos, desde marcos de ventanas, mesas, bancos y canoas (pilas de agua) en localidades, hasta algún cáliz para alguna Iglesia o pequeñas esculturas.

“Si (usan la semilla como alimento), se hace el queso del mezquite, lo hacen aquí en los pueblos, por ejemplo si usted va a Doctor Arroyo ahí en el mercado Juarez, en el mercado que esta, ahí encuentra el queso, ahorita lo encuentra, son gentes que, que ellos saben como conservarlo y estarlo sacando al pasito, dos tres quesos, dos tres quesos los tienen ahí a la vista”

Alfredo García Salazar

En La Unión y el Cardonal, ejido de Doctor Arroyo que se encuentra en medio en un enorme mezquital, la familia García continúa con la tradición de la carpintería de mezquite desde hace tres generaciones. Hoy en día siguen fabricando muebles y objetos con mezquite Ramón García Soto y sus hijos Alfredo García, Francisco Javier García y Rodolfo García.

El oficio subsiste desde una práctica comunal en la que los ejidatarios, al buscar deshacerse de algún mezquite viejo de su terreno, buscan a la familia García para talarlo. Usan exclusivamente lo necesario, y en beneficio común.

Ramón García Soto, de 69 años de edad, es la cabeza de la familia García. Aprendió a trabajar el mezquite desde los 12 años con su padre, fabricando principalmente puertas y ruedas de carretas, ruedas que quedaron en desuso para la agricultura y ahora sólo se fabrican para decoración.

Actualmente los hijos de Ramón tienen su propia práctica y taller de carpintería.

Alfredo García Salazar creó su propio taller a un costado del taller se su padre. A través de los años acondicionó su espacio para trabajar piezas de mayor dimensión. Alfredo le da mucho valor a la herramienta con la que trabaja ya que considera que es clave para la maestría en la carpintería de mezquite.

Francisco Javier García Salazar, al igual que su padre y hermano, practica el oficio desde niño. Francisco posee un amplio conocimiento del árbol de mezquite y su madera; desde la fase lunar en la que se debe talar para que no se apolille, usos diversos y hasta el mismo tiempo de secado de la misma.

La familia García usualmente fabrica muebles y otras piezas por pedido y con las especificaciones de sus clientes, aunque cada uno de ellos se especializa en cierto tipo de objeto heredado de su tradición familiar. Ramón se especializó en las ruedas de carreta y es el único que fabrica los molcajetes de mezquite, la especialidad de Alfredo son las tortilleras y hieleras, la de Francisco y Rodolfo los taburetes rústicos.

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